por el vértice de la locura.
Caí en la trampa del amor,
aquel que nadie cuida.
Ahogado en el llanto más dulce,
alcancé a ver su valentía.
Y por más que me contuve,
creí en su mentira.
Si no luchaste en su momento ¿A que esperas para hacerlo ahora?
Lucha por tu vida como un avión que intenta despegar y aunque no tengas alas, te juro que llegarás.
Lucha por crecer como un árbol y rompe todo a tu paso por debajo, pues lo que te espera está allí, arriba.
Lucha por amar y ser amado.
Lucha por ser ejemplo y que sigan tus pasos, como un ejercicio mal hecho que encuentra su fracaso.
Lucha sin más, y verás que la vida tiene mil maneras de tirarte pero que tan solo los fuertes llegan al final.
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Mi madre me dio una lección de la vida que nunca olvidaré y, aunque en su momento seguí haciendo caso omiso, hoy en día me doy cuenta de la razón que llevaba; y es que por mucho que pensemos que algo no nos pasará a nosotros por el simple hecho de ser nosotros, nos lleva al error más grande que puede cometer alguien: sentirse especial.
Somos uno más en esta gran historia de la humanidad, y hoy que estás tranquilo en tu sofá leyendo esto, mañana puede que estés al borde de la muerte por la detección de un cáncer terminal, y tú que hasta hace poco vivías sin más pensando que a tí no te podía pasar, te empiezas a preguntar que por qué a ti, si eras especial.
Pero no puedo, no puedo evitar cometer ese error porque lo llevamos dentro, y quizás sea cierto que todos llegamos a serlo, así que siéntelo y vive. Vive sin creerte superior a los demás queriendo aportar tu grano de arena a esta humanidad, y evita la pregunta si todo saliera mal, y lucha para que al menos no se te escuche gritar por dentro, porque no existe remedio.
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