martes, 15 de agosto de 2017

Estúpido de mi.


Llevo más tiempo engañado del que imaginaba y me he dado cuenta por fin de que no te extrañaba a ti.
He extrañado miles de momentos, que no dejaban de doler por el simple hecho de que estuviste allí, conmigo.
Pero tú no eras la pieza que al faltar estropeó todo el puzzle; La pieza que se perdió fui yo.

Me perdí en los balcones de tus ojos, que podía mirar dentro sin temer caerme.
Caídas que dolieron más que simples golpes.
Me perdí en los laberintos de tus dientes, que al verlos apretarse fuertemente veía que todo tiene una salida.
Salida que no tenía ninguna puerta
Me perdí en las anclas de tus manos, pues agarrado a ellas me sentía seguro en cualquier parte.
Parte en la que estaba de todo menos seguro.

Y por razones como estas me perdí. Engañado pensando que podía ser feliz y el miedo a lo desconocido que tu me implantaste se forjó como un fuerte viento que desparramó todo el puzzle.

Miedo que en mi se creó por morir sin vivir todo aquello que no viví y que al terminar mis miedos vi, que sí podía morir con tales estupideces que tú creaste en mi.

Y llego a la conclusión de que no te extraba a ti, porque todo aquello que alguna vez existió no fue real, pues tu eras el puzzle entero y yo tan sólo la pieza que encaja por un tiempo, hasta que se desgasta y buscas a otra. 47